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Las familias ya no son lo que eran. Ahora son simplemente familias.

“Y si te preguntas en tu corazón, ¿por qué me suceden estas cosas? Por la muchedumbre de tus maldades han levantado tus faldas y maltrataron tus talones.”

Jeremías 13, 22

 

 

Las familias en las sociedades del nuevo milenio se diferencian con las de otros tiempos en los modelos de representación que visualmente nos ofrecen los medios artísticos, de comunicación y la propia realidad que asumen como normativo estereotipos antes estigmatizados.

La ocultación y la invisibilización son procesos inherentes del hecho social, ahora parcialmente desvelados por la ampliación de los derechos sociales sobre un amplio espectro de la población.

No hay nuevos modelos de familia, ya existían con anterioridad, lo que si sucede en la actualidad es que los modelos de familia se han legalizado; familias monoparentales (padre o madre soltero/a, divorciado/a, por defunción), tradicionales (heterosexuales), homoparentales (gays y lesbianas), etc.

El corazón es mentiroso. Una película de Asia Argento

Algunas veces sale bien, otras no. Este es el caso de una madre devorada por sus propias adiciones en El corazón es mentiroso (The Heart Is Deceitful All Things, 2004). Pero si bien es cierto que, en ocasiones, la desestructuración de las familias monoparentales sea una realidad constatada, también es verdad que es una realidad que no es muy distinta a la de otras familias tradicionales.

Cinematográficamente hablando, la obra de la directora, Asia Argento, es especialmente sorprendente ya que es una película que se basa en la novela de J. T. LeRoy, seudónimo de la escritora Laura Albert, y que narra la historia de un joven que es drogado y prostituido por su madre.

El corazón es mentiroso procede del más puro cine independiente norteamericano, definido por la escasa o nula producción, un guión escabroso y poco comercial, distribución alternativa y a través de exhibidoras valientes.

Asia Argento, artista interdisciplinar, músico, fotógrafa, directora de cine, actriz, escritora y además ser hija del Darío Argento, maestro del giallo y el slasher italiano, es considerada como la “reina del porno chic”. Con este historial es normal que surja con fuerza una extraña belleza cuando se visiona El corazón es mentiroso, producción americana, cercana al universo de Gus Van Sant y Larry Clark.

J. T. Leroy - El corazón es mentiroso.

Seres marginales y conflictivos pueblan un mundo cercano a la paranoia pura en la obra de Argento, donde la religión imprime un carácter especial que tiñe las relaciones afectivas y emocionales de un joven llamado Jeremiah.

La familia marca, este es el discurso de transfondo que parece decirnos la directora con el drama apocalíptico de El corazón es mentiroso. Hasta el propio nombre del niño (Jeremías), uno de los cuatro profetas del Antiguo Testamento junto a Isaías, Ezequiel y Daniel, nos viene a confirmar el desolado panorama de una familia en proceso de descomposición por un estricto seguimiento de las normas religiosas fundamentalistas cristianas.

Cuando la represión y la censura ha sido la dieta existencial para la protagonista (Asia Argento) no queda otra solución que el desquite, la liberación total en todas facetas: sexo, alcohol, vivencias, drogas, etc. Y este es el sistema vital que reproduce en su hijo, Jeremiah.

No es una película que hable de los sufrimientos de una madre por proteger a su retoño, es un ejercicio de autodestrucción compartido, donde la desestructuración familiar tiene su origen en una fuerte doctrina religiosa que redime sus pecados en la ausencia de amor.  En esta tesitura se ubica el tema central de El corazón es mentiroso, y que reside en ver el abismo desde la aflicción moral de una mujer que combate su salvación a través de su propio castigo.

Obra que crea atmósferas que golpean la retina de una mirada no acostumbrada a ver el reverso de una realidad dañada por los principios y/o valores, que se vuelven contra uno mismo en el momento en el que dejamos de creer en ellos. Ese es el tiempo espacial fílmico que recorre El corazón es mentiroso, una experiencia visual que sigue la estela de una madre que cae atrapada entre los demonios de una libertad y una ira mal asumidas, propiciando unas ansias de conquista de salvación que se subliman en la más pura ruina emocional.

Madurar conlleva tener heridas que son testigos de su paso por la vida, en ocasiones, unos sectores de la población no tienen tanta suerte como otros. Y las heridas son más visibles en los marginados, pobres, niños/as, mujeres, etc., individuos que se ven sometidos al poder del ganador, ya sea este hombre o mujer.

En una sociedad que somete el sistema evolutivo a su cadena de valores humanos, es lógico pensar que el carácter simbólico que se concede a la figura dominante sea una realidad asumida por todos como algo natural; mientras tanto los “débiles” sufrimos el látigo del poder sobre nuestras espaldas. La madre representada en la película es la encargada del cuidado de un hijo que solamente ve el mundo a través de la mirada ella. La incapacidad de tener voluntad propia y autogobierno durante la infancia nos conduce a una espiral de desafortunados hechos problemáticos en nuestro proceso de madurez.

¿Quién no va a creer a su madre cuando te dice que te quiere?

Hay madres que mienten con sus actos, pero no con sus palabras. Suena terriblemente duro, pero hay hijos/as que no son amados por sus progenitores, o al menos les quieren de una forma insana. Este fenómeno lo podemos comprobar en El corazón es mentiroso, donde la protagonista interpreta la maternidad en clave de infierno, buscando su salvación a través de la religión.

La infancia es vulnerable, un marco de fragilidad cuyo mayor enemigo es el entorno familiar.  Asia Argento se mueve sobre este terreno para especular sobre la frontera del terror doméstico. Plano a plano construye un retrato de una América infectada por una religión mal interpretada y atestigua los desórdenes que causa sobre la población.